lunes, 12 de octubre de 2009

{ - Aprendí que la vida no es fácil. Aprendí a luchar y no darme nunca por vencida. Aprendí a mirar y mi mirada es profunda y silenciosa como la del lobo, aún en la distancia, distingue. Aprendí del dolor y de las derrotas. Eso me hizo más fuerte, más segura de mi misma. Aprendí hacerle frente a los problemas. Nunca me escondo, siempre doy la cara. Nunca fui cobarde, nunca retrocedo. Aprendí a amar el dolor ajeno y respetar la vida, que con dolor o con alegría es la vida que me dio Dios. Aprendí a soñar y que esos sueños fueran mis metas, aquellas que debía alcanzar a corto o largo plazo y realizar. Aprendí a amar y a entregar mi corazón sin medir consecuencias, si luego fueron causa de dolor, asumí mi error, pero también sentí y amé, lo que a muchos, una vida entera, no les alcanza para saber lo que es amar. Aprendí a perdonar a pesar de lo difícil que esto es, principalmente perdoné a los que más daño me hicieron y a los que menos me quisieron. Aún tengo tanto que aprender, la vida es eso. Aprender todos los días y cuanto más aprendo, mas me doy cuenta, como alguien dijo alguna vez: "Solo sé, que nada sé - }

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